Delito
Todos sabemos quiénes son los individuos
de conducta desviada, eso es lo que solemos creer. Son los que se niegan a
vivir según las reglas que aceptamos la mayoría. Son los delincuentes o
“vagabundos” que no se adaptan a lo que casi todos definiríamos como reglas de
aceptabilidad. Sin embargo, las cosas no son lo que parecen, y esta es una
lección que la sociología nos enseña a menudo, al instarnos a ir más allá de lo
evidente.
Ya hemos visto anteriormente que la vida
social se rige por reglas y normas. Nuestras actividades se hundirían en el
caos si no respetáramos las que definen que ciertos comportamientos son
adecuados en determinados contextos y que otros resultan impropios. Al comenzar
a estudiar el comportamiento desviado debemos considerar que reglas respeta la
gente y cuales rompe. Nadie vulnera todas las reglas, del mismo modo que nadie
las acepta en su totalidad. El estudio del comportamiento desviado es una de
las áreas más fascinantes de la sociología, aunque también una de las más
complejas, ya que nos enseña que ninguno de nosotros es tan normal como
podríamos pensar.
La desviación puede definirse como la
falta de conformidad con una serie de normas dadas, que si son aceptadas por un
número significativo de personas de una comunidad o sociedad. Ninguna sociedad
puede dividirse sin más entre los que se desvían de las normas y de los que las
aceptan. Todos transgredimos en algunas circunstancias reglas de comportamiento
generalmente aceptadas. Desviación y delito no son sinónimos, aunque en muchos
casos se solapen. El concepto de desviación es mucho más amplio que el de
delito, que solo alude a una conducta no conformista que vulnera la ley. Hay
muchas formas de comportamiento desviado que la ley no sanciona.
En el estudio de la delincuencia y de la
desviación participan dos disciplinas diferentes pero relacionadas. La
criminología se ocupa de los comportamientos que sanciona la ley penal. Con
frecuencia, a los criminólogos les interesan las técnicas para calibrar la
delincuencia, las tendencias de los índices de criminalidad y las políticas
destinadas a reducirla dentro de las comunidades. La sociología de la
desviación utiliza la investigación criminológica pero también analiza las
conductas que escapan al ámbito de la ley penal. Los sociólogos que estudian la
desviación pretenden comprender porque ciertos comportamientos se suelen
considerar desviados y como varia la aplicación de la idea de desviación a
diferentes personas dentro de la sociedad.
Existe anomia cuando no hay unas normas
claras que guíen el comportamiento en una determinada área de la vida social
Durkheim creía que en esas circunstancias la gente se encuentra desorientada y
padece ansiedad, de modo que la anomia es uno de los factores sociales que
influyen a la disposición al suicidio. Para Durkheim, el delito y la desviación
son hechos sociales, este autor creía que ambas cosas son elementos inevitables
innecesarios para las sociedades actuales. Según el la gente en la era moderna
esta menos condicionada que en las sociedades tradicionales. Como hay más
margen de elección para el individuo, es inevitable que haya algún tipo de
falta de conformidad. Durkheim reconocía que en ninguna sociedad puede recabar
un consenso completo sobre las normas y valores que la rigen. Las ideas de Durkheim
sobre el delito y la desviación influyeron en el hecho de que la tención pasara
de las explicaciones que se fijaban en el individuo a las que se centraban en
las fuerzas sociales.
Merton modifico el concepto de anomia
para dar cabida a dar tensión a la que se ven expuestos los individuos cuando
las normas aceptadas entran en conflicto con la realidad social los valores
generalmente aceptados hacen hincapié en el éxito material, que se supone que
se consigue mediante la autodisciplina y el trabajo duro por consiguiente según
Merton, la desviación es una consecuencia de las desigualdades económicas y de
la ausencia de equidad en las oportunidades.
Las teorías funcionalistas tienen razón
al subrayar la relación existente entre conformidad y desviación en los
diferentes contextos sociales. La falta de oportunidades para triunfar con los
medios que concibe la sociedad dominante es el principal factor diferenciador
entre los que desarrollan un comportamiento criminal y los que no lo hacen. Sin
embargo, hay que manejar con precaución la idea de que los pertenecientes a las
comunidades más pobres aspiran al mismo grado de éxito que las clases más
acomodadas, ya que la mayoría tiende a ajustar sus aspiraciones a lo que
considera la realidad de su situación.
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