lunes, 29 de abril de 2013


Delito y desviación
La desviación puede definirse como la falta de conformidad con una serie de normas dadas, que si son aceptadas por un número significativo de personas de una comunidad o sociedad. Ninguna sociedad puede dividirse sin más éntrelos que se desvían de las normas y los que las aceptan. Todos transgredimos en  alguna circunstancia reglas de comportamiento generalmente aceptadas. Por ejemplo, puede que hayamos cometido en alguna ocasión algún robo menor, al llevarnos algo de la tienda sin pagar o al recoger pequeños objetos del trabajo, como cuadernos de notas o bolígrafos, para uso particular puede que en algún momento de nuestras vidas hayamos rebasado el límite de velocidad, realizado alguna travesura por teléfono o fumado marihuana.
Las teorías funcionalistas
Para las teorías funcionalistas la delincuencia y la desviación son el resultado de tensiones estructurales y de una falta de regulación moral dentro de la sociedad. Si las aspiraciones de los individuos y de los grupos sociales no coinciden con las recompensas disponibles, esta disparidad entre los deseos y la realización de estos se percibirán en las motivaciones desviadas de algunos de sus miembros.
La teoría interaccionista
Los sociólogos que estudian el delito y la desviación desde la tradición interaccionista creen que el segundo fenómeno se construye socialmente. Rechazan la idea de que haya clases de conductas inherentemente “desviadas”. En lugar de esto, los interaccionistas se preguntan como se definen los comportamientos desviados y porque a ciertos grupos, y no a otros, se les cuelga esa etiqueta.
Las teorías del conflicto: la nueva criminología
La publicación en 1973 de The New Criminology, por parte de Taylor, walton y Young, supuso una considerable ruptura con las anteriores teorías de la desviación. Sus autores tomaban elementos del pensamiento marxista para señalar que las desviaciones es algo que se elige a propósito y que con frecuencia tiene un carácter político. Rechazaban la idea de que fuera al determinado por factores como la biología, la personalidad, la anomia, la desorganización social o las etiquetas.
Las teorías del control
La teoría del control postula que el  delito procede de un desequilibrio entre los impulsos que llevan a la actividad criminal y los controles sociales o físicos que lo impiden. Le interesan poco las motivaciones que tienen los individuos al realizar el delito; más bien presupone que la gente actúa de forma racional y que,  si se da la oportunidad cualquiera podría participar en actos desviados. Se señala que muchos tipos de delito son el resultado de las decisiones situacionales, es decir una persona se encuentra con una oportunidad que le motiva a actuar.
La teoría de las ventanas rotas
Las políticas de disuasión y de tolerancia cero se basan en la denominada teoría de las ventanas rotas (Wilson y Kelling, 1982), inspirada en un estudio realizado en los sesenta por el psicólogo norteamericano Philip Zimbardo, que abandono coches sin matrícula y con el capo abierto en dos entornos sociales completamente diferentes: la acomodada comunidad de palo alto, california, y un barrio pobre del Bronx, en nueva york. En ambos lugares, tan pronto como los transeúntes, independientemente de su raza o clase, sentían que los coches estaban abandonados y que a nadie le importaban estos eran desguezados (Zimbardo, 1969).
Conclusiones teóricas
¿Qué conclusiones debemos sacar de esta revisión de las teorías del delito? Antes de nada debemos reiterar una afirmación hecha anteriormente. Aun cuando el delito sea una subcategoria del conjunto de la conducta desviada, cubre tal variedad de tipos de actividades desde robar una chocolatina hasta la matanza en masa que resulta bastante poco probable que podamos desarrollar una única teoría que explique todas las formas  de conducta delictiva.

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